Llegó la hora del tan necesario
descanso vertical anual. Las articulaciones, tendones y neurona me lo pedían a
gritos. No sé bien bien cómo la idea inicial de pasar unos días de relax
absoluto de playing, sofing y tumbing se nos fue poco a poco desvirtuando,
hasta acabar en lo que fue un no parar de actividades. Aprovechamos para hacer
todos aquellos deportes que nos encantan y que por falta de tiempo tenemos
aparcados. El destino elegido fue Gran Canaria, y el resultado fue que
disfrutamos más que Ana Botella con unas olimpiadas y que acabamos más
trinchados que un pavo en navidad.
Aquí dejo un resumen fotográfico
de lo que fueron nuestras vacaciones hiperactivas:
Los deportes acuáticos no me llaman la atención, pero tençía muchísimas ganas de probar el surf por todo lo que me habían explicado. A pesar del agua que tragamos y de los incontables "saques" que tuvimos, nos encantó. No sé ni cuándo ni dónde, pero seguro que volvemos a repetir
Adivinad cuál de las imágenes se repetía el 99% de las veces ;-)
Un circuito con más curvas que el Dragon Khan. El menda casi me saca una vuelta de ventaja el muy camicace!!
Ruta de 30 Km y 800 m de desnivel por Roque Nublo. Imaginaos cómo quedaron nuestras piernas y partes más íntimas después de estar 4 horas subidos a una bici sin estar acostumbrados (ya sé que 30 km son una cacurria y que este recorrido a los del Tour no les serviría para calentar, pero teniendo en cuenta que mi máximo recorrido en bici son 400m, los que separan mi casa de la panadería, creo que no está del todo mal)
Mi otra gran pasión: los caballos. Si los días tuvieran
48 horas sin duda alguna me dedicaría también a montar a caballo. Espero algún
día poder retomar este deporte.
Impresionantes Dunas de Maspalomas.
A poco nos supieron las 7 horas que estuvimos
curveando.
Al principio no entendíamos qué
hacían estas básculas en medio de las calles. Al final del viaje lo comprendimos,
después de estarse una semana engullendo dulces sin control en el hotel, las básculas
normales no sirven!! jaja
La foto que no podía faltar ;-)
Con las energías renovadas toca ahora clausurarse en
el tablón. Me esperan unos duros pero a la vez motivantes meses de solo tocar
resina. No he hecho más que empezar y ya tengo ganas de que llegue el verano
para ver los resultados; este año introduzco un par de novedades que creo serán
muy positivas: por un lado voy a entrenar en la Stonway. Ya la había probado esta primavera y me fue estupendamente para hacer la puesta a punto antes del verano. Entrenar con ella todo el invierno será seguro un cambio cualitativo sustancial; por otro, Pedro Bergua
(amigo, entrenador y escalador) va a ir haciéndome evaluaciones periódicas y va
a ayudarme/asesorarme con la planificación de los entrenos, tema en el que
estoy más perdida que un piojo en una peluca. No dudo de que su ayuda será también vital. Con todo ello, el objetivo es ponerme más fuerte que la tela de araña donde se
balanceaban los elefantes. A ver si lo logramos ;-)
Quedar con
Carlos Pérez (“Fotoescalador”) para hacer una sesión de
fotos verticales es sinónimo de acabar con dolor de cabeza. De tanto reír :-D. Es
un hacha contando anécdotas, sobre todo las que hacen referencia a sus
despistes y olvidos. Y lo que os aseguro que no tiene desperdicio son los temas
de conversación que se le ocurren cuando está colgado de la cuerda fija, entre
foto y foto, a veces pueden ser más surrealistas que la restauración del Ecce homo.
Así es imposible salir con cara de concentración o esfuerzo! jajaja
Aquí dejo
unas fotos que demuestran el careto de desquicie (de risa) con que puede acabar
uno después de pasar todo un día con él.
David, Carlos, Mar
Si su don
para reír y hacer reír es más que destacable, más lo es aún su don para con la
cámara de fotos. Si ya antes de coincidir por primera vez con él me gustaba su
trabajo, creo que con el tiempo se ha ido superando. A fecha de hoy me declaro
fan incondicional suya (de sus fotos y de su forma de trabajarlas) y para reyes
le pediré la International Climbergraphic
;-)
Dejo aquí
una muestra de algunas de las FOTAZAS que se ha currado este verano.
Cuando empecé
con el blog me prometí que nunca escribiría una entrada con motivo de algún
encadene. Pero como me gusta llevar la contraria incluso a mí misma, voy
a hacerlo, y además sin remordimiento
alguno.
Carlos Pérez
(International Fotoescaladorgraphic ya!), Pedro Bergua (queremos verte en la
novena dimensión ya!), David Bonavida (esperamos una pronta recuperación de tu
dedo semiamputado ya!) y David (mi grigri preferido) son los culpables de que este verano haya
encadenado mi primer 8c, Fish Eye, y mi primer 8c+, Mind Control.
Mind Control
A principios de
verano David B. me insistió en que fuera a Oliana. Fui y bastante antes de lo
esperado me hice con Fish Eye, una vía de mi estilo 100%: continuidad, regletas
netas, pasos con alternativas y variedad de pies. Con este encadenamiento me
quedé más contenta que McGyver en un desguace, mi expectativa para el verano
era mejorar respecto el verano anterior y ya lo había conseguido. Así que
cuando Carlos y Pedro me dijeron no sé qué de la Mind Control pensé que
desvariaban más que una escopeta de feria. Pero la idea ahí quedó subyaciendo
en el inconsciente hasta que buscamos destino de verano. Queríamos ir al norte,
pero la sola idea de tener que soportar temperaturas inferiores a 20ºC me
horrorizaba más que Ana Botella “hablando” inglés. Así que sopesamos otros
destinos, y por motivos verticales y extraverticales Oliana fue el que más nos
convenció. Me colgué hasta donde mis flácidos dedos me dejaron, es decir, hasta
su primera R (porque a partir de ahí empieza la vía jaja), la línea me encantó visualmente,
vi un par de vídeos para ver cómo eran los cantos (porque lo que había visto
colgada me parecían “dibujos” más que “cantos”) y me motivó lo suficiente como
para no importarme salirme de la norma de aburrirme a partir de los 6-7 días de
ensayo a una misma vía. Ahí es donde David jugó un
papel crucial.
El resultado,
además del que ya sabéis, es una tendinitis en ambos codos que cualquiera con
un poco de sentido común en mi lugar pararía un par de semanas (pero yo de eso
ando como de estatura, bastante escasa) y una tendinitis auditiva aguda fruto
de escuchar el martilleante y continuo grito de nuestros prácticamente únicos
acompañantes en el sector, las chicharras.
Las yemas
también has estado al borde de sufrir una buena mutilación. Si han aguantado ha
sido gracias a la Climbskin, la mejor crema regenerante que he probado (que no
han sido pocas). La descubrimos justo antes de ir a Oliana y desde entonces no
me he separado de ella; las chicharras y
lagartijas del sector pueden dar buena fe de ello.
Tengo que
agradecer a Eva Martos y a la revista Escalar la portada y reportaje que me
han dedicado. Y cómo no a mi fotógrafo preferido Carlos Pérez por lo que se curra
las FOTAZAS (en mayúsculas); sus fotos bien se merecen que haga un post aparte
(prometo escribirlo antes de que acabe el año … que viene jaja)
Por último, dejo el vídeo del encadene de la Mind Control. Ya sé que es más cutre que un pijama con tirantes, pero es lo máximo que podíamos hacer contando con una cámara de fotos y un asegurador que aprovechaba los reposos para mover la cámara.
En una galaxia no muy lejana, los jedis Sergio y Josué han dado con una máquina
de destrucción que acabará con las
malvadas y tediosas sesiones de entreno plafonero. Ideada para aguantar largas
y variadas sesiones de rodaje vertical, volverá a reestablecer el equilibrio
entre escalar y entrenar, equilibrio que se había visto amenazado por los bajos locales de entreno que nos
rodean. El lado oscuro de los entrenos había tomado el poder y control,
arrebatándonos la libertad de entrenar infinitos movimientos verticales. Sin
embargo, los 2 valientes guerreros han estado librando una ardua y despiadada
batalla para rescatar a la comunidad escaladora, logrando finalmente derrotar a
las fuerzas oscuras. Comienza así una nueva era, la era STONWAY.
Para documentar dicha hazaña, he aquí un vídeo de nuestro amigo (y espero que pronto novenogradista) Pedro Bergua.
Quien quiera más detalles puede obtenerlos AQUÍ y AQUÍ
Por mi parte, si he tenido el blog más abandonado que a
Marco su madre, ha sido porque no tenía nada interesante que contar. Con la
llegada del frío y buen grip, el mejor remedio anticongelante para mi sangre ha
sido encerrarme en un tablón (de los de la vieja era). Las escasas escapadas a
roca que teníamos planificadas han sido en su mayor parte fallidas e
infructuosas. Hemos coincidido con frentes polares, continuas lluvias,
proyectos mojados, pasos morfo, y al final hasta con la desmotivación. Parece
como si Saturno y Júpiter se hubieran alineado con pi y omega para echarnos un
mal de ojo. Pero se dice que después del bajón viene el subidón, así que
después de tamaño, no ya bajón, si no socavón, este verano toca encadenar
mínimo 9a. Sí, yo también me río, pero es que así al menos me motivo para
afrontar la última etapa de entreno a la espera de que el sol deje los cantos de
las vías como a mí me gustan, totalmente incandescentes ;-)
Saludos y, visto el ritmo de entradas que llevo, hasta el
año que viene!! jeje